La orientación que le damos en las clases a estas disciplinas de TaiChi y Chikung son el aspecto físico-energético y fundamentalmente su sentido interno.
La práctica físico-energética es una herramienta para la percepción del cuerpo mente como un todo. Cuando el pensamiento, la mente mecánica se hace a un lado y cesa la fragmentación el ser humano está en conexión con la vida.
La ejercitación de los movimientos nos muestra la propia fragmentación y a partir de esa conciencia la posibilidad de abrirse a una MANERA JUSTA DE ESTAR entre las dos dimensiones: CIELO Y TIERRA.
Esto se manifiesta, se transparenta y se ejercita en la postura. Es entonces cuando lo físico-energético y lo INTERNO forman parte de un único movimiento.
La postura justa se traduce en la actitud de estar bien anclado, enraizado y a la vez conectado con “lo alto”. La respiración se libera. La circulación fluye, regenera todo el cuerpo. NADA, ningún contenido emocional debería quedar demasiado fijado en él.
La práctica regula la fisiología cerebral, equilibra el sistema nervioso autónomo, la hipo e hipertensión, las funciones del aparato digestivo, nutre tendones y células óseas, corrige trastornos del aparato locomotor, amplía la capacidad respiratoria…
Para acceder a ella solo es necesaria LA DISPOSICIÓN que nos da la CUALIDAD DEL AFECTO, no tanto el esfuerzo o la voluntad. Cualidad que trae en si misma su propio orden, su propia “disciplina”.
…Percibir simultáneamente el movimiento y la quietud. El sonido y el silencio. YIN -YANG “juntos”.
Eso es TAI CHI.…ese ESTADO de UNIDAD en donde no existe el tiempo.